Reflexionando en torno a la paciencia me dio por buscar en el ya amplio blog de Supertics y ¡no veas la de veces que se menciona esta nunca suficientemente apreciada virtud (haz la prueba)! Eso sí, siempre referida a la paciencia que hace falta para criar a los hijos. De eso no hay duda, pero ¿qué hay de desarrollar la paciencia de los niños? ¡También es importante!
Y tanto. Sí, no todo es tener paciencia con los niños… También ellos tienen que tener un montón de paciencia con nosotros, ¿no? Con nosotros y con todo lo demás: familia, amigos, profes, las azarosas circunstancias de la vida… Cómo se hace eso, os preguntaréis, si los niños suelen ser pólvora. De eso va este post: de cómo enseñar a los niños a ser pacientes.
La paciencia se enseña, lo primero, con mucha paciencia. Sabíais que os iba a salir por ahí, ¿a que sí? Ya ya, tranquilos, es que tenía que decir lo de predicar con el ejemplo (es fundamental), porque aunque sea obvio ya sabéis eso de la paja en el ojo ajeno. Bueeeno, ya vamos al grano, un poquito de paci… Uy, perdón…
Dame paciencia, Señor, porque como me des fuerza… ¡Argh!
Se tiende a asociar de forma un poco simplista la paciencia con las esperas (y si no mira estas definiciones que dan los niños de la paciencia). La paciencia es también perseverancia, resistencia a la frustración. El caso es que no sólo hemos de cultivarla en largas colas en el mercado, por ejemplo, sino también ante las tareas que se les resisten a nuestros pequeños.
Así, es conveniente descubrir si la impaciencia que notas en tu hijo tiene que ver con una dificultad para afrontar tareas largas y laboriosas (un puzle, por ejemplo), para asumir las cosas que no salen como esperaba o es simplemente cosa de la edad (hasta los seis años son muy impacientes, aunque desde los tres podemos empezar a trabajar en ello).
La paciencia es en buena medida cuestión de tiempo. Cuando les decimos “un momento” somos demasiado imprecisos para quienes todavía no tienen la noción del tiempo muy desarrollada. Es positivo exponerlos a plazos cortos de espera cuando, por ejemplo, estamos hablando con otra persona, pero hay que respetarlos. Podemos usar hasta un reloj (los de arena molan más).
Si se trata de frustración pura y dura ante las adversidades lo suyo es mostrar que entendemos sus sentimientos y animarlos para volver a intentarlo con un lenguaje verbal y físico tranquilo y positivo. Un poco de ayuda (pero sin pasarse) para iniciar, continuar o rematar una tarea y resaltar el resultado positivo también les ayudará.
No intentes esto con niños hambrientos, cansados o soñolientos
La capacidad para postergar la satisfacción es uno de los rasgos de la sociedad moderna. O sea, que no todo tiene que ser aquí y ahora, al contrario, esperar tiene sus virtudes. Las cosas salen mejor y con frecuencia se disfrutan más. Esta racionalización sólo funciona con niños grandes, de más de nueve años aproximadamente, pero se puede ir introduciendo la idea antes.
Por otro lado, ya hemos dicho alguna vez que el tiempo vacío no es tiempo perdido, y que es muy sano para ellos aprender a gestionar su tiempo. Las esperas son perfectas para desarrollar la imaginación y jugar a los clásicos juegos de preguntas y respuestas tipo “Veo, veo” y similares; si prevés una espera larga, llévate un cuaderno y pinturas.
Como decíamos, es bueno colocarlos en situaciones en las que se desarrolle la paciencia. Iremos de menos a más, de acuerdo con su edad, no sólo haciéndolos esperar (primero un minuto, luego cinco, luego diez…), sino proponiéndoles actividades que requieran paciencia. Los juegos de turnos son un buen caso. Cuidar de sus propias plantas sería el ejercicio definitivo, apto solamente para mayores de diez años.
Una equilibrada mezcla de actividades de refuerzo de la paciencia (juegos, manualidades), un poco de apoyo comprensivo en los momentos más complicados y cierta coherencia por nuestra parte fijando plazos razonables y cumpliéndolos servirán para desarrollar la paciencia en nuestros hijos. Eso sí, no será de hoy para mañana, así que no hará falta que te diga lo que necesitas…
FUENTES:
http://www.scarymommy.com/5-tips-for-teaching-patience/
https://www.serpadres.es/3-6-anos/educacion-desarrollo/articulo/la-paciencia-tambien-se-aprende