¿Quieres hacer tu propia plastilina junto a tus hijos? Pues es más sencillo de lo que parece, ya que puedes llevarlo a cabo con ingredientes que cualquiera tiene en casa. Solo necesitas tiempo y ganas.
De esta manera, evitaremos tener que comprarla y que nuestros hijos manejen plastilina con ingredientes digamos ‘desconocidos’ para nosotros, fabricaremos uno de los ‘juguetes’ favoritos de los peques de forma casera y de paso, nos divertiremos con ellos en el proceso. ¡Apúntate al nuevo reto de manualidades con Supertics!
¿Cómo fabricar plastilina casera?
Material necesario:
Los ingredientes para fabricar plastilina casera están presentes en cualquier cocina. Son aceite, sal, harina y agua. Además necesitaremos una ensaladera de cristal/plástico o recipiente para mover la mezcla y una taza tamaño estándar, con la que ‘mediremos’ todas las cantidades de los ingredientes ya mencionados. También nos hará falta colorante alimentario de varios colores, en gel o líquido.
Manos a la obra:
- Llenamos dos tazas de harina blanca y las vertemos en el recipiente.
- Añadimos una taza de sal.
- Removemos bien la mezcla y sumamos cuatro cucharadas pequeñas de aceite.
- Añadimos una taza de agua y seguimos removiendo hasta tener una mezcla compacta.
- Después, esparcimos algo de harina en la zona en la que estemos trabajando (ya sea una mesa, una bandeja…) y amasamos bien la mezcla que hemos hecho anteriormente. El modo de dar forma a la masa es el mismo que si estuviéramos haciendo croquetas o pan. El tamaño de las bolas será a vuestra elección, pero recomendamos que sean bolas grandes para que luego nuestros hijos puedan jugar bien, y hacer varias formas y figuras con ellas ayudándose de moldes, un rodillo, y también de pequeñas ‘herramientas’ de plástico para plastilina que imitan cuchillos o tijeras para crear tanto pequeños como grandes detalles.
- Añadimos varias gotas de nuestro colorante gel o líquido a la mezcla, y seguimos trabajando con ella. Iremos sumando tanto color a lo largo de este proceso como nos parezca, hasta ver que nuestra plastilina casera se colorea a nuestro gusto. Azul, amarillo, verde, rojo…las posibilidades son muchas y, repetimos, ¡A elección de padres e hijos!
- Por último, se recomienda guardar la plastilina en pequeños recipientes para que no se seque. Aquí también podemos seguir jugando con los colores, y, por ejemplo, elegir recipientes del mismo color de la plastilina y así reconocerla mejor en el momento de uso. Además, lo bueno de que estas plastilinas sean ‘naturales’ es que las podemos hornear, de manera que si nuestros hijos han hecho con ellas formas, figuras, letras…podemos meterlas al horno hasta que se endurezcan y así conservarlas.
De esta manera, tenemos un ‘dos por uno’ es decir, estaremos haciendo manualidades con nuestros hijos y al mismo tiempo creando material para futuras manualidades, que podrán hacer solos o acompañados.