Uno de los recuerdos más ingratos de mi infancia, y sé que no estoy solo en esto, son los cuadernos de verano, de vacaciones o de repaso. Eran mis compañeros de vacaciones año tras año. Recuerdo perfectamente las expresiones de felicidad de los niños que salían anunciándolos en la tele y me dejaban estupefacto. Y también recuerdo reprochar a mis padres que ellos tuvieran vacaciones de verdad, sin cuadernillos ni nada…
Ahora, al otro lado del frente, me doy cuenta de que estas actividades de verano pueden tener su lógica y hasta ciertos beneficios (más allá de dejar a los padres dormir la siesta tranquilos). Si a nuestros hijos se les hace cuesta arriba alguna asignatura, como las matemáticas o el inglés, tres meses de parón pueden resultar demasiado largos. Hacer actividades educativas diferentes, que no sean deberes para los niños no está reñido con descansar y disfrutar de sus vacaciones.
Por otra parte, también tienen sus inconvenientes. Descansar también ayuda, y desconectar una temporada puede ser la mejor forma de empezar un nuevo curso con más ganas. La clave está en que los niños deben descansar de los deberes, pero a pesar de los esfuerzos que sus autores hacían, a mí me recordaban demasiado a los deberes de toda la vida.
Del papel y el lápiz a las actividades de refuerzo online
Por supuesto, los cuadernos de verano siguen existiendo. Ahora se pueden encontrar en formato digital, además de físico, y hay un montón de descargables alojados en la red. Como estos (https://www.orientacionandujar.es/2017/05/25/cuadernos-repasar-verano-toda-primaria/), por ejemplo, para que se vea que no les tengo manía (que se me ha pasado, más bien). Y, sin embargo, a lo mejor no se me ha pasado del todo esa manía, porque me resisto a poner a mis hijos en esa tesitura que yo viví.
Ahí, sentados con expresión de perrillo apaleado, me da la impresión de que estos cuadernos les parecen más un castigo que otra cosa. Desde luego no son el pasatiempo que escogerían si les dejara elegir a ellos, de eso estoy seguro. Supongo que ese es el quid de la cuestión: ¿existen las actividades de repaso divertidas? Divertidas de verdad, quiero decir.
Una cosa que no existía en mi época era la gamificación. Bueno, a lo mejor existía, pero no se llamaba así, y cualquier intento por aplicarla a aquellos infames (que me perdonen de nuevo autores y editoriales) cuadernillos había resultado infructuosa, de eso doy fe. Hoy en día la gamificación es una de las piedras de toque de las pedagogías y las teorías del aprendizaje más actuales.
Los cuadernos de verano de la era digital
Me he estado informando sobre esto de la gamificación porque en este curso que acaba de terminar (quinto de primaria) se nos han atragantado las matemáticas. A todos. Empezaba a ser un drama. Optamos por probar con algún método de repaso online y la verdad es que, al menos, el muchacho se lo toma como un pasatiempo más que como unos deberes. Por una vez lo he visto usar la tablet para algo útil.
Creo que a mi hijo le gusta este método porque encaja en su esquema mental de lo que debe ser un juego: hay algo así como un argumento y unos personajes, plantea un desafío (la dificultad evoluciona conforme va progresando), se obtienen ventajas y logros… Aparte de la estética y el medio audiovisual, que ayuda, vaya que si ayuda.
Además, si lo miras un poco verás que se pueden encontrar métodos de repaso online para primaria elaborados por gente que sabe lo que se hace. Se tiene en cuenta el periodo de atención de los niños, por ejemplo (es que me lo he mirado, de verdad). Merece la pena buscar estos métodos de calidad y no lanzarse en los brazos de los primeros que se te pongan por delante.
Así que, por más que me guste lo retro y el postureo antitecnológico, que me gusta a rabiar, estoy viendo que las actividades de repaso online (https://www.supertics.com/) son una baza que voy a jugar este verano con (que no contra) mis hijos. Eso sí, sin pasarnos que estamos en verano y hay que ir a la piscina, unos días a la playa, al pueblo… Visto así, el que no va a tener vacaciones de verdad soy yo…