La comprensión lectora se ha convertido en nuestros días es una de las principales preocupaciones de cualquier padre. Tiene que ver con la creciente atención que prestamos al desarrollo y educación de nuestros hijos, pero también con las preocupantes deficiencias detectadas en las aulas españolas en ese sentido. Es lógico que mejorar la comprensión lectora en primaria sea un caballo de batalla habitual.
La pregunta que debemos hacernos antes de nada es en qué consiste exactamente ser buenos lectores. No tiene mucho que ver con leer rápido, aunque la fluidez lectora se haya considerado un factor importante a veces. Y lo mismo pasa con la correcta identificación entre letras y sonidos, o con entender las palabras o las frases; son factores relacionados, pero ello no nos hace buenos lectores.
Tener una buena comprensión lectora implica entender bien lo que se está leyendo. Toma perogrullada. De hecho, ahí está la complicación: es difícil saber si alguien está entendiendo bien lo que lee. Hay muchos test que han intentado medirlo con más o menos acierto, si bien la valoración final queda a discreción del maestro u otro profesional encargado de ello.
Medir la comprensión lectora no es tarea fácil
Cuatro son los parámetros principales para medir la comprensión lectora:
- Ser capaces de encontrar y exponer cuáles son las ideas principales del texto.
- Ser capaces de sintetizar y reelaborar las ideas de uno o varios textos.
- Ser capaces de generar una opinión propia a partir de uno o varios textos y su propia experiencia personal.
- Ser capaces de descubrir “lo no escrito” (a quién se dirige el autor, su intencionalidad, sus motivaciones, con qué otros textos se relaciona…).
Para valorar esos cuatro aspectos de la lectura (y otros, de tipo léxico y sintáctico además de semántico) se suelen plantear una serie de preguntas sobre el texto. Pueden ser de tipo verdadero/falso, elección múltiple, emparejamiento, rellenar el hueco, respuesta corta o de respuesta abierta. Casi siempre se combinan varias de estas. Este podría ser un ejemplo.
Los resultados se pueden baremar de muchas formas. Hay test que se limitan a dar un resultado simple (si el lector ha comprendido o no), otros sitúan a los lectores por percentiles (si está en el “montón de los buenos o de los malos” respecto a los otros lectores que han hecho el test) o se les coloca en un rango respecto a lo que se considera “normal” o “adecuado”.
Mejorar la comprensión lectora en primaria es fundamental
En definitiva, no hay una manera correcta de medir de forma exacta y fiable si un niño lee bien o mal, porque no se trata de leer de corrido o no, y las evaluaciones dependen mucho de la forma en que se hagan. Lo que sí tenemos claro, al fin y al cabo, es que nos interesa mejorar la comprensión lectora en primaria todo lo posible.
Así que, a modo de humilde consejo: la comprensión lectora es como cocinar. Es una de esas cosas que no se sabe si se hace bien o se hace mal, pero que por regla general cuanto más se entrene, mejor será. Así que, en caso de duda o por si acaso, más vale pasarse leyendo que no ir a mínimos. ¡Y no sólo leyendo!
En un sentido más práctico, se puede mejorar la comprensión lectora en primaria con ejercicios específicamente diseñados para ello. Es verdad que conviene exponer a nuestros hijos a todo tipo de textos, y cuanto más variados mejor (libros de texto, novelas, cómics, el periódico, las instrucciones de una lavadora o los ingredientes de unas galletas), pero si están pensados para su edad y para potenciar la comprensión lectora, mejor que mejor.
Hoy en día es relativamente fácil encontrar, por ejemplo, aplicaciones informáticas diseñadas por profesionales y dirigidas a un público infantil, de primaria en el caso que nos ocupa, y con la virtud añadida de resultar amenas y, por tanto, más motivadoras. Repetimos: aunque es difícil precisar si funcionan, nunca está de más mejorar en este sentido, así que os animamos a todos a leer y hablar de las lecturas con vuestros hijos.
FUENTES: