Estudiar en verano no es sólo para los niños que tengan que recuperar asignaturas pendientes. Tras un periodo de inactividad académica (de incluso solo un mes y medio), la mayoría de los niños olvidan conceptos aprendidos si no los refuerzan.
Es cierto que las vacaciones son necesarias para desconectar y romper con la rutina escolar, pero se considera un error dejar que el niño aparque los libros y “no haga nada” hasta septiembre, aunque haya sacado buenas notas en el colegio.
Los días en verano son largos y da tiempo a hacer muchas cosas. Si el niño dedica media o una hora a realizar actividades de refuerzo es un porcentaje muy pequeño del día completo, y si tiene que recuperar una asignatura, deberá dedicar parte de este tiempo al estudio de la misma sin olvidar el repaso del resto.
Las actividades de refuerzo son por lo tanto necesarias para evitar que el niño “olvide”. Estas deberán ser de carácter lúdico pero educativas de manera que se reduzca la sensación de “deberes”. Un ejemplo de actividades de este tipo pueden ser:
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- Métodos educativos en entornos de juego como Supertics ;). Tu hijo refuerza asignaturas como Matemáticas, Inglés y Lectura mientras se divierte, se mantiene motivado y fomenta su hábito de estudio. La sensación de “deberes” desaparece.
- Actividades combinadas que incluyan algo de lectura, matemáticas y escritura.
- Campamentos de verano, donde los niños aprenden y juegan. El lado negativo de esta opción es que se pierde tiempo para estar con la familia.
- Actividades artísticas (música, pintura o danza) o viajes para aprender idiomas, siempre asociados a pequeñas lecturas y cálculos matemáticos.
Si el niño ha ido bien en el colegio y solo ha de hacer sus actividades de refuerzo, puede dedicarles un tiempo por la mañana o si lo prefiere adaptarlas a otros momentos que por el ritmo familiar sean más tranquilos como puede ser después de la siesta.
Si tu hijo ha suspendido, además de hacer las actividades de refuerzo deberá prepararse los exámenes y realizar las tareas de las asignaturas que tenga pendientes.
¿Cómo puedo ayudarle?
Lo primero será hablar con el tutor para que te oriente sobre cómo ha de preparar las asignaturas que le han quedado y a partir de aquí puedes:
Ayudarle con la planificación: Juntos podéis hacer un calendario para planificar las horas necesarias para cubrir las asignaturas que le han quedado. Podéis organizar el estudio en dos fases, durante la primera mitad de las vacaciones hacer esquemas y resúmenes y durante la segunda estudiar para el examen. Lo ideal es que el calendario esté a la vista.
Es importante que tras realizar el plan se comprometa a seguirlo e incluso podéis establecer unos “días de vacaciones” para posibles eventos que haya planeados o que puedan surgir.
Ayudarle a hacer los deberes: También puedes aprovechar que tienes más tiempo libre para ayudarle un rato a hacer los deberes. Para tu hijo la tarea se hará más amena y reforzará lo aprendido al poder compartirlo. Además, así podrás revisar cómo va y si hay que introducir cambios en la planificación.
Refuerzo positivo: No olvides premiar a tu hijo por el buen trabajo y el esfuerzo realizado en verano si mantiene el ritmo de estudio.
¿Debe estudiar todos los días?
Se pueden planificar de 4 a 5 días de estudio por semana, dependiendo si nuestro hijo debe recuperar una asignatura o sólo reforzar. Es importante para el niño tener al menos dos días a la semana para poder desconectar y adaptarse también al ritmo y otros planes con la familia.
¿Cuánto tiempo deberá estudiar?
Como norma general los niños hasta tercero de primaria no deberían estudiar más de media hora al día. Los niños de cuarto a sexto pueden llegar a la hora de estudio. Es importante hablar con el tutor del niño y que nos oriente sobre el volumen de actividades y la dedicación diaria que el considera según el rendimiento del niño.
¿Qué hora sería más recomendable?
La mejor hora para el estudio es a primera hora después de desayunar. El niño está descansado, no suele haber mucho movimiento de amigos jugando fuera y además hará menos calor. Una vez acabadas las tareas, el niño tendrá la sensación de tener el resto del día libre y podrá jugar y dedicarse a hacer otras cosas que le apetezcan.