La figura maternal ha ocupado páginas y páginas de la literatura universal. No podía ser de otra forma, porque al fin y al cabo la relación madre-hijo es una de las más importantes para cualquiera (todos somos hijos de alguien, al fin y al cabo). Sí, tranquis, papis, si os portáis bien haremos otro dedicado a los padres en la literatura…
Cierto es que, por lo que sea, los autores suelen fijarse en los aspectos más oscuros de la maternidad. Si lo que buscas es una lista de novelas de mamás perfectas, sigue buscando; aquí hay madres de cuento, pero sobre todo madres de novela de terror.
Medea (Medea, Eurípides, 431 a.C.)
Empezamos por los clásicos, por supuesto. Medea es un personaje mitológico griego que Eurípides convierte en protagonista de su tragedia homónima. Mujer inteligente e independiente por antonomasia (algo poco apreciado en la Grecia clásica), se ve deshonrada por su esposo Jasón (el del vellocino), al prometerse con otra; en respuesta, Medea asesina a la mujer a través de sus propios hijos, que mueren por ello.
Ana Karenina (Ana Karenina, Tolstoi, 1877)
Clasicazo folletinesco en el que la aristócrata Ana sacrifica una vida tranquila con su marido e hijo por un amor tumultuoso con el apuesto Vronski, con un desenlace, cómo no, trágico. Una especie de femme fatale rusa del siglo XIX que en la óptica de la época no podía ser buena madre si daba rienda suelta a sus impulsos románticos fuera del matrimonio.
Pelagia (La Madre, Gorki, 1907)
Otra de rusos. Pelagia sí es el modelo de madre abnegada, dispuesta a todo sacrificio por su hijo Pavel, que trabaja en una fábrica y se convierte el líder socialista. Campesina analfabeta de gran corazón, protege a su hijo y sus compañeros contra viento y marea, y acaba convirtiéndose a la causa socialista.
Bernarda Alba (La casa de Bernarda Alba, García Lorca, 1936)
Bernarda ha pasado a la historia como modelo de madre castradora y dominante, dispuesta a sacrificar la felicidad de los suyos para respetar las convenciones sociales (que es lo que realmente critica esta obra teatral). Viuda por segunda vez, decide pasar ocho años de luto en los que ninguna de sus cinco hijas podrá salir a la calle, con consecuencias trágicas.
Anna Fierling (Madre Coraje y sus hijos, Brecht, 1941)
Otra madre nada ejemplar la de esta obra teatral, en este caso porque Anna es una vendedora ambulante sin escrúpulos que viaja con sus hijos tras el ejército sueco en el contexto de la Guerra de los Treinta Años. Dispuesta a lucrarse a costa del sufrimiento ajeno, terminará viendo a sus tres hijos fusilados.
Lucía, la Maga (Rayuela, Cortázar, 1963)
La Maga no aparece en los repertorios habituales de “madres literarias”. Aunque su maternidad es un hecho central en la experimental novela de Cortázar, es secundaria en una madre que es ante todo una mujer caleidoscópica, intuitiva, viva y turbulenta, con un miedo terrible a la pérdida del hijo que tendrá consecuencias desastrosas.
Isabel Allende (Paula, Allende, 1994)
Estremecedora novela autobiográfica en la que la propia madre toma las riendas de la narración para contar el proceso de la enfermedad, coma y muerte de su hija Paula, de 28 años, que dura un largo año. Desde la desesperación a la aceptación y a través de cartas dirigidas a su hija, la autora nos habla de su propia personalidad.
Eva (Tenemos que hablar de Kevin, Shriver, 2005)
Relato epistolar en el que la madre de Kevin, un niño y luego adolescente realmente malvado, escribe a su padre y trata de dilucidar si su rol como madre tiene algo que ver con esa maldad. De nuevo la madre es la verdadera protagonista, en primera persona, en esta atípica, dura y polémica novela con excelente adaptación cinematográfica.
Gloria Vives (Mamá, Vives, 2015)
No es un clásico, pero lleva buen camino, en un formato totalmente distinto al de la literatura de siempre. En esta novela gráfica Gloria Vives nos cuenta su experiencia criando a su primera hija y la llegada de la segunda. Escenas costumbristas llenas de humor y ternura de nuestra propia generación contadas en primera persona, con la que nos sentiremos más que identificados.